martes, febrero 15, 2011

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Es extraño ver el privilegio en medio de tanto caos. Esta mañana descubrí que el ansiado depósito de tres quincenas (dos atrasadas, por cierto) no había llegado, así que me encaminé presurosa al cuasi sótano donde está la oficina de Recursos Humanos, para ver qué carambas estaba pasando. Todo el problema fue ocasionado porque alguien no dio clic cuando tenía que dar clic. Perdí la escasa paciencia de que soy capaz y, tras mi berrinche y la realmente valiosa ayuda de mi jefa, la solución parecía asomarse.

Como sea, mientras caminaba de regreso a casa y pensaba en las enemil cosas que debo comprar/pagar, vi varias personas en situaciones reales de pobreza: una mujer en silla de ruedas, niños con zapatos rotos, mujeres que compran unas cuantas tortillas y un poco de frijoles con moneditas. Chale, algo parecido a un hueco se empezó a formar en mí. Quizá me falta empezar a ver alrededor y darme cuenta de que aun en mis chafitas condiciones de trabajo (dos contratos por honorarios, cero prestaciones, un retraso en los pagos), he de valorar que tengo trabajo, que me pagan por hacer lo que me gusta y que, fuera de mi gata Justina, no tengo hijos que mantener. Eso no implica ser conformista y dejar de reclamar lo que legalmente me corresponde, pero sí me hace pensar en la necesidad de valorar lo que tengo... porque por algo decidí estar ahí.

2 comentarios:

Tony Valderrama dijo...

Muy cierto. Es necesario ver a nuestro alrededor.

Mi papá decía que "es más lo que se goza que lo que se sufre" y la idea es estar agradecido por lo que tenemos (sin ser conformistas, claro está) porque no todos tienen la misma dicha. Y por más mal que parezca una situación, hay n-mil cosas muy padres en nuestras vidas.

Gracias por recordármelo :)

Dorix dijo...

No hay de qué, cuando quieras :)