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Hay demasiados posts pendientes, desde la ida a las luchas de la semana pasada hasta las compras dominicales y las ganas de golpear gente en lunes. Pero queda pendiente, porque hay algo que hace que me duela hasta el cuerpo, tal vez porque me duele el alma. La casa, mi casa de toda la vida, se va quedando vacía, murió Rubí, uno de mis perros, el más berrinchudo de todos, el que me dejó una cicatriz en el labio cuando interpretó que jugar a las luchitas con mi mamá era atacarla, el que mostraba un brillo de lo más especial en sus ojitos cada vez que me veía y se ponía muy contento cada vez que yo regresaba a casa. Era un gran perro, pero ya no está.
5 comentarios:
Siento mucho que te haya sucedido esa tragedia y te acompaño en el sentimiento. Un beso.
...un abrazo...
Gracias, muchas muchas gracias.
lo lamento profundamente.
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