Ocurrió otra vez. Parece que la vida se empeña en proveerme de evidencia empírica para comprobar esa especie de hipótesis que formulé una vez: "sal conmigo tres veces y encontrarás al amor de tu vida, no voy a ser yo, pero, ¿qué más da?". Ha ocurrido varias veces que después de mí viene alguien con quien la idea de comprometerse resulta increíblemente convincente y, para entonces, algo dentro de mí dice que no conoce al ente en cuestión. Tal vez sigo siendo tan Celine como lo descubrí hace poquitito menos de ocho años y me pregunto lo que se pregunta ella en un taxi, tal vez soy tantito Summer también. O tal vez ésa sea mi contribución no planeada a la reproducción del orden social.
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