Tengo evidencias empíricas para argumentar que los celulares inteligentes son realmente más inteligentes de lo que aparentan:
1) Mi bonito celular luchó durante horas para no dejar salir ciertos tuits... no una ni dos veces, sino tres. ¿Qué hice? Volverlos a enviar. ¿Qué ocurrió? Fueron malinterpretados.
2) Justo cuando me estaba enterando de cosas que tal vez no debí enterarme, se acabó la batería. ¡Aplausos!
3) Justo cuando conecté el celular y recuperé el hilo del chisme, vino la venganza del celular: unos DMs se filtraron al timeline y no sé aún qué consecuencias habrá.
Nueva hipótesis: El celular no es sólo inteligente, también es perverso.
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