Soy una mujercita indefensa que necesita que sus compañeros hombres intervengan para legitimarla. Obvio, no soy esa mujercita indefensa desde mis propios ojos, pero tal vez sí lo sea desde los ojos de alguien cuyo nombre no diré. El asunto es simple, en un grupo de cinco, donde soy la única mujer, discutimos entre pares y la hacemos muy bien. Sin embargo, cierto doctor apareció y mostró poco respeto por dos de los cinco: el que parece más joven y la mujer (yo, pues). A ambos nos interrumpió en seco, no nos permitió completar las ideas. En mi caso, dije algo y lo descalificó, dos compañeros señalaron que mi opinión era legítima y válida, entonces moderó su postura. Al parecer, el diálogo sólo se establece con hombres, aunque no con todos. Al parecer, es fácil hablar de justicia social, desde un discurso profundamente machista y clasista. Al parecer, se puede hablar de ecología mientras se lanzan colillas de cigarro desde un tercer piso... porque quien sostiene un discurso de justicia social asume que habrá alguien que recoja el tiradero... alguien de una "clase inferior", podría ser. En suma, ese discurso no lo compro, no así. La conciencia de género sale cuando una menos espera.
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