Nunca me ha gustado preguntarme "¿qué hubiera sido?" y durante muchos años he repetido ese lugar común de que el "hubiera" no existe. No nos hagamos tarugos, sí existe, al menos como tiempo verbal y como acto de imaginación. Como sea, prefiero imaginar el futuro, que imaginar cómo hubiera sido el presente de haber tomado decisiones distintas. Tampoco nos hagamos tarugos, las preguntas como ésa no se planean, simplemente surgen en el momento menos esperado... diez años después, por ejemplo. Ya me ocurrió, entre la cercanía y el silencio, recordé que no me gusta preguntarme "¿qué hubiera sido?", pero, ¿qué hubiera sido si aquellos tres cafés se hubieran convertido en algo más? Quizá no hubieran pasado de cuatro, jajaja. Quizá sólo estoy envejeciendo y por eso me pregunto cosas absurdas.
1 comentario:
Así sucede a veces; por eso, para no antojarnos con sabores antaños, es mejor volver la mirada (y todos los sentidos) hacia el frente.
Saludos.
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