jueves, julio 20, 2006

dos minutos de odio


Como en 1984 de George Orwell, quiero tener "dos minutos de odio", pero no diariamente y no contra Goldstein, sino sólo esta vez y contra mis vecinos y dos que tres colados.

Odio al 80% de mis vecinos, a esos que salen a contemplarme cuando pinto el barandal con su risita burlona. ¿Nunca han visto a una persona pintar? ¿Les sorprende que sea una mujer quien pinta? Si casi los estoy oyendo con algo como "pobrecita, es que no hay hombres en su casa". Como si pintar fuera una actividad sólo para hombres. Ja, pinto mejor que muchos de ellos y, de paso, mi look de pintora (cachucha, playera, pants y chanclas) combina entre sí y con la pintura.

Odio a los tipos de una mueblería que llegaron a la casa de al lado a entregar triques nuevos, odio sus burlas y sus intentos idiotas por hacerme entender que les estorbaba para sacar los muebles. En fin, creo que les quedó claro que no me dieron miedo, aunque eran tres contra una y que antes de quitarme (de mi lado de la banqueta, dicho sea de paso), sus feas caritas podrían quedar bellamente decoradas con esmalte aquidálico verde esmeralda brillante a prueba de sol, agua y viento.

Y también odio a la gente que, lejos de construir, destruye; que son capaces de mutilar árboles lo mismo para que se vea su fachada (como si fuera súper bonita), que para evitar la fealdad de las hojas secas en la calle. Parece que a nadie le importa acabar con el planeta.

Grrrrrrrrrrrrrrrr.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Anger is a Gift

Unknown dijo...

A los machitos se les da en los morritos para que no se avancen. Espero que las autoridades de Aguascalientes tomen medidas por la tala de ese pobre árbol, pues no hay derecho que unos niñatillos se carguen un vida por las buenas.