martes, abril 22, 2008

irreversible


Por un momento, regresé a los 80 y me senté otra vez en el sillón largo de la casa de Aurora; casi vi a mi papá sentado ahí mientras yo, aún bebé, trepaba por su brazo; el jardín donde jugaba con Rocío (mi primera amiga) sigue ahí y ella otra vez me regaló, a mis 26 como cuando tenía 5, plumas de colores; fue emotivo para todas: para Aurora y Rocío, para mi mamá y yo. Y fue triste pensar que lo que nos llevó a mi mamá y a mí de regreso a esa casa fue saber gravemente enferma a la mamá de Aurora, que fue durante muchos años la mejor amiga de mi papá (con todos los celos que eso me causaba). Mi papá ya se fue, su amiga ya casi se va (aunque suene duro); Aurora, Rocío, mi mamá y yo compartimos de algún modo esa historia y compartimos, sobre todo, las viejas historias, las que parecen recrearse en cada rincón.
Escribo con los ojos húmedos, luego de que la felicidad del reencuentro y del recuerdo se entretejió con el dolor de la enfermedad y la muerte. Al final de cuentas, ¿de qué, si no de esos extraños entretejimientos, está construida la vida?

domingo, abril 20, 2008

el cuaderno verde


Las memorias de mi papá fueron escritas durante años en un viejo cuaderno de pastas verdes. Siempre con tinta azul, por algún motivo que nunca conocí. No se trata de un diario, sino de notas de lo que alguna vez consideró relevante. Tantos momentos, tanta felicidad, tanto dolor... tanto quedó registrado ahí, a veces con detalles, a veces sin ellos, a veces las letras dicen mucho más de lo que dicen, como en el párrafo de letras débiles y chuecas hechas por una mano que temblaba segundos después de saber que durante meses se le ocultó una noticia importante.

Este cuaderno verde que he defendido y conservado fue, extrañamente (o a lo mejor ni tan extrañamente) la inspiración principal para investigar sobre la memoria, pero no en cuadernos verdes, sino en blogs autobiográficos. Y heme aquí, en una carrera contra reloj, de la que (espero) pronto tendrán noticias... sobre todo acá.

viernes, abril 11, 2008

paulinho do brasil

Por ser un niñito aunque pases de los 30,
por aguantar cuando nos burlamos de tu mal español (sempre sempre),
por enseñarme portugués,
por identificarte con mi foto de la vía del tren,
por tantas tardes de chal,
por imitarme cada vez que puedes,
por contar las veces que decía "shalalá",
por jugar a las luchitas conmigo,
por hacer el escándalo de la vida cuando una uña mía se incrustó en tu brazo,
por ensuciar mis lentes (cochino),
por preocuparte por mí,
por contestar el teléfono a las 6 de la mañana,
por llevarme a Zapopan,
por tu facilidad para pasar de la discusión teórica profunda al más profundo chisme y viceversa,
por la documentación en pdf en n idiomas,
por el artículo en francés que se cobraba en euros,
por interrumpir mi asesoría de tesis para saludar
y por supuesto,
por limpiar mi brazo cuando me cagó un pajarito,
por dejar correr mis lágrimas e ir al fondo de mis broncas,
por ver más allá de lo que digo,
por estar siempre,
porque me has dado tanto de ti,
gracias, Paulo.

sábado, abril 05, 2008

señor director shcajmfojsdmfwot

Platicando con Giovanni, recordé uno de mis osos en primaria. Resulta que cuando estaba en 1er. grado, mi maestra reconoció mi talento para declamar (que se ha extraviado, ya no declamo) y me incluyó en el programa de un festivalito cucho que le organizaron al director de la primaria, por su cumpleaños. La maestra decidió que yo debía llegar al micrófono, hacer una dedicatoria al director (ja, como si fuera espontánea) y luego declamar; así que me presentaron, me instalé frente al micrófono y dije "señor director...", y se me olvidó el nombre del tipo, pero no iba a perder la seguridad así como así, ni me iba a regresar a mi sillita sin terminar mi participación, así que hice una boruca simulando que era el nombre del director (y esperando que nadie se diera cuenta... ja ja ja, error), omití la dedicatoria y pasé a hacer una magnífica declamación. Cuando regresé a mi lugar, mis compañerillos y maestros y hasta la familia del director morían de la risa y eso de "señor director shcajmfojsdmfwot" fue el chiste local durante varios meses... pero eso sí, me felicitaron por mi participación, quesque muy buena y quesque cuánta seguridad para tener 5 años y demás.

jueves, abril 03, 2008

deadlines, deadlines, deadlines

Gracias a Marco, me asomé a PhD Comics y aparte de dejar ahí muchos valiosos minutos, he de confesar que me sentí fuertemente identificada con muchas de las tiras, como con ésta.

miércoles, abril 02, 2008

ya está el cafecito

He aquí el cafecito de marzo-abril (no es bimensual, pero ni haciéndole al súper-héroe alcanzaba a salir el número de marzo)...

de "intelectualidá", egos y fut

He de confesar que cuando lo anunciaron no lo podía creer: Joserra en Televisa, aunque fuera sólo como invitado en el programa de Denisse Maerker, era algo como para sorprenderse. En fin, por primera vez vi a Denisse perder el control de su propio programa, en medio de Joserra, Javier Alarcón (ambos acostumbrados a ser los titulares de sus programas, dejaron ver egos más grandes que el de Hugo Sánchez, en torno a quien giraba la discusión) y Carlos Monsiváis, que con calma y como discretamente les dio en la torre a todos una y otra vez. Sobra decirlo, Monsiváis me fascinó; si eso hubiera sido un partido de fut, los goles, sin duda, serían del representante de la "intelectualidá" en la discusión futbolera.


martes, abril 01, 2008

en mar abierto

Para Arlette, porque "es complicado", pero tras las casas en ruinas queda mucha vida.
Para Sylvia, porque igual saltas, con o sin red.
Para Carlos, por la transformación y por el encuentro con la "estabilidá".
Y, aprovechando el viaje, para mí, nomás porque me gustó.


"Somos como unos marineros que deben reconstruir su nave en mar abierto [...] Ellos pueden usar la madera de la vieja estructura para modificar el esqueleto y la cubierta de la embarcación, pero no pueden llevarla al dique para reconstruirla desde el principio. Durante su trabajo se mantiene sobre la vieja estructura y luchan contra borrascas y olas de tempestad".

Es la metáfora náutica de Otto Neurath, según sé, su metáfora era para explicar que el conocimiento no se construye en el vacío, no sobre una tabla rasa, sino sobre lo que ya había. La vida igual, creo.