jueves, enero 29, 2009

érase una vez...

En vacaciones me dediqué, entre otras cosas, a liberar espacio en mi cuarto. Encontré cosas que no recordaba que estaban ahí, como estas chunches extrañas de radia (¿mechones?, ¿pompones?) que usaba uno para las porras, ji ji. Por los colores, creo que datan de mis años en la Técnica 1, de cuando mis amiguillos y yo veíamos la vida desde un balcón y resolvíamos la vida jugando fut en la ex Conasupo y tomando malteadas en la Holanda (dicho sea de paso, creo que ahora hay un consultorio dental ahí).
En aquel tiempo nuestras clases de Informática se reducían a jugar con una tortuguita y tiempo después descubrimos que existía internet. Estaban de moda las faldas cortas de cuadritos (sí, sí, mucho antes que con RBD) con medias negras arriba de la rodilla, las camisas de Ferrioni, los tenis blancos Reebok; no sé si antes o después nos dio por ser quesque hippies, usábamos pantalones rotos y faldas largas de florecitas con huaraches; claro, todo eso en los fines de semana, porque a la secu había que llevar el feo uniforme café (tal vez por eso soy incapaz de usar algo café desde hace años) para toda ocasión y el pants rojo para Deportes.
Llegamos a jugar basket con un suéter hecho bola, cuando prohibieron llevar balones si no eran para la clase de Deportes. En esa misma clase yo rogaba y suplicaba a los profes que me catafixiaran mis fracasos rotundos en gimnasia (nunca me pude parar de manos sin ayuda y en las rodadas de carro sentía que se me iban a salir todas las vértebras) por los eternos recesos jugando basket (y es que eso sí me gustaba). Recuerdo que una vez azoté balón en mano y Fer fue a preguntarme si estaba bien, cuando le dije que sí, no dudó en quitarme el balón y seguir jugando; tres puntos eran tres puntos, tras encestar regresó a levantarme del piso y a ayudarme a salir de la cancha; como sea, lo caballero no quita lo competitivo, ja. Y Jorge (que entonces fue mi compañero y en la uni fue mi alumno) recitaba reglamentos de todos los deportes cuando alguien cometía una falta... y cometíamos muchas.
También recuerdo que nos obligaban a cantar, aparte del Himno Nacional, el de las "escuelas secundarias técnicas, juventud entusiasta y febril..." que hasta la fecha me sé, ji ji. Hubo un momento en que el sistema era tan autoritario, que bautizamos a la escuela como Reclusorio Técnico Número 1. En ese tiempo construyeron la barda de atrás, para que no estuviéramos bobeando o no pudiéramos echarnos la pinta saltando la malla ciclónica de ene generaciones. Eso me recuerda que ser ñoña tiene sus privilegios, yo nunca salté esa malla, las veces que me fui de pinta salí por la puerta (por la de atrás, tampoco era tanto el descaro) y el vigilante me vio con cara de "seguro la nena va a la papelería", ji ji. Por cierto, alguien que ahora es una conocida diputada de izquierda, era prefecta de la secu en aquel tiempo y osó levantarme un reporte por traer calcetas en vez de medias con el feo uniforme café.
Como sea, las broncas de entonces se resolvían con tomar una malteada de chocolate y vagar por Plaza San Marcos. La calle Carlos Sagredo era escenario de bobadas, declaraciones, truenes y hasta de peleas callejeras, porque había un pleito que nos precedía entre los niñitos desmadrosos de la Técnica 1 y los de la Federal 2... y he de confesar que a mí sí me daban miedo, eran más grandotes y violentos que los nuestros. En fin, mientras unos jugaban fut, otros peleaban en la calle, otros tomábamos malteadas o veíamos la ropa y los discos y unos más se iban a fajar a los espacios "en construcción" del ilustre centro comercial, en esos años derribaron una tienda que se llamaba Todo fácil (tipo Home Depot) y construyeron un restaurante que duró pocos meses, también estaba en construcción la zona donde ahora es Ups! y pos ahí era "lo oscurito", ¿edá?, no faltaba el chismoso que se asomaba entre la madera y el plástico negro a ver qué hacían los que sí tenían pareja... o los que en ese momento la conseguían.
Contestábamos chismógrafos para insinuar que nos gustaba tal o para ver quién le gustaba, ji ji. Intercambiábamos casetes con mezclas de canciones. Nos indignábamos cuando en Cinemark no nos dejaban entrar a ver "Entrevista con el vampiro" por ser menores de edad... chale, ¿en qué se nos notarían los 13 años? Todos teníamos broncas con los papás y jurábamos que no nos comprendían. Cantábamos rolas de los Enanitos, Caifanes, Metallica y Nirvana en las escaleras... ah, sí, también llegamos a cantar de Chente y hasta el Santo Santo. Nos sentíamos rebeldes con Gillete. Amábamos Ace of base (it's a beautiful life, oh, oh, oh, oh), The Cranberries (in your head, in your head, zombie, zombie, zombie-e-e-e) y las que cantaban What's up? (¿eran 4 non-blondes?). Íbamos a tardeadas al Meneos, el Bananas Ranas y hasta al Cabús. Coleccionábamos Eres y Tú. Nos maquillábamos a escondidas. Traficábamos con toallas quesque discretamente. Era motivo de celebración que un chavito por fin tuviera que rasurarse y que las chavitas por fin comprábamos cremas y maquinitas para depilar.
Competíamos en declamación, oratoria y canto y siempre sabíamos quién iba a ganar; de mi generación siempre ganaba Luis Fernando en declamación y oratoria y Adán o el Pollo Lomelí en canto. Yo solía ganar en ortografía, todavía tengo mi trofeo bajo el escritorio y todavía me acuerdo de mi primer lugar estatal que me hicieron perdedizo. También sabíamos que siempre estarían en el cuadro de honor gente como Isabel y Lizeth... y que el hermano mayor de Lizeth, el Monte, era el modelo de IQ que todos los maestros nos restregaban en la cara. Y que los populares eran Roberto, Jairo y Carlos... todo el mundo moría por ellos, Roberto era el típico niño guapo güerito, Jairo tenía look geek con sus lentes y Carlos, oh, Carlos, todo el mundo moría por ese niño moreno de ojos verdes, ji ji.
En ese tiempo descubrí mi extraña tensión entre la gerontofilia y lo asaltacunas: no me decidía entre el ocho años mayor o el dos años menor. Y no, nunca pelé a uno de mi edad, por más que sus amiguitos me hicieron chantaje moral y hasta me siguieron a casa, "para que le dé miedo" decían... miedo fue lo que sintieron ellos cuando salió mi mamá, ji ji ji.
Y cuando los tres años terminaron, autografiamos la ropa del uniforme (y ésa todavía la guardo), lloramos con el mariachi y muchos ni nos volvimos a ver... ni siquiera porque casi todos vivíamos por el mismo rumbo.
Tantos recuerdos por unos ¿mechones? olvidados. Tiene razón Pierre Norah cuando habla de la memoria de los objetos. Esas cosas de rafia para las porras ya las tiré, pero no pretendo olvidar a la ilustre Escuela Secundaria Técnica Número 1, aunque por momentos fuera una pesadilla, y tampoco a la generación 93-96. ¿Alguien de esa generación anda por aquí?

miércoles, enero 28, 2009

es a mí a quien llaman

Alguien-de-mi-trabajo-cuyo-nombre-no-revelaré: Qué bonito tu nombre, nunca lo había oído.
Dorix (con el chiste bobo de todo el tiempo): Fíjate que yo hace 27 años que lo escucho todos los días.
Alguien...: ¿Por qué? ¿Alguien más de tu casa se llama igual?
Dorix (con cara de... ¿no entendió?, ¿es muy malo mi chiste?, ¿es el tipo muy lento?): Yo me llamo así, es a mí a quien llaman por ese nombre, día a día desde hace 27 años.
Alguien...: Ah, pues sí...

jueves, enero 22, 2009

abrumada

Institución basada en principios morales los hace a un lado para correr injustificadamente a quien por una semana fue mi jefa. O sea, chale, tantos principios morales me abruman.

viernes, enero 16, 2009

hay muchos sueños y memorias

He entrado en la dinámica de que me duele la panza ante el "ya merito".

miércoles, enero 14, 2009

¿ents en la Tzaráracua?

¿O soy una loca que le ve ojitos y boquita a los árboles?

martes, enero 13, 2009

caminos de Michoacán...

... y pueblos que voy pasando. Ji ji, así fue uno de mis viajecines del año pasado, literalmente, por caminos y pueblos de Michoacán. Recuerdo que antes de irme le prometí a Tramontana que postearía al respecto y aunque ha pasado casi un año, no se me olvida (soy rete cumplidora, que cumpla tarde es otra cosa, pero siempre cumplo, ji ji).

Aquí los pescadores en el lago de Pátzcuaro.

Y las avecillas que seguían a nuestra embarcación de rete alta tecnología, para que unos chiquillos les dieran comida muy nutritiva especial para aves: unas viles Sabritas.
En más curiosidades de aves, sospecho que esta paloma se enamoró perdidamente del prócer de la patria... ¿o será que sólo le quedó a buena altura para reposar?
Acá el pueblito de San Juan Nuevo, donde se mudaron los oriundos de San Juan Parangaricutiro después de que el volcán Paricutín hizo sus gracias sobre aquel lugar.

Y como dice el slogan de cierto merendero aguascalentense, "comer y beber es lo primero". Aquí mi má en la hora del lunch. Creo que fue en Quiroga.

viernes, enero 09, 2009

no volverte a ver jamás (título pirateado de sabe-a-pollo)

He de confesar que, a pesar de advertencias tan explícitas como la de sabe-a-pollo, el fin de semana pasado fui a ver Volverte a ver… grave error, pagué 40 pesos por ver algo así como un reel de comerciales tipo soy-totalmente-palacio en versión extendida. Mientras veía esa cosa (no, no es película, por Dios), mi mentecilla retorcida pensaba en los diálogos de los tres que tuvieron la idea original y los cinco que hicieron la adaptación (o sea, todo un equipo pa nada). Me imagino unos cuates pensando en algo súper padre para sacar una lanota de patrocinadores, que de pronto piensan en hacer una película y anunciar ahí los productos, así que tienen que pensar en una historia… y ésta, bueno, no saben, súper original, resulta que un diseñador chilango muy fregón se enamora perdidamente de una locutora chilanga que conoce en Buenos Aires y muere por volverla a ver, pero no sabe quién es, ternuriiita… eso y un final predecible dan para, ¿qué les gusta?, ¿15 minutos?, pero no, hay que llenar los 100 restantes con escenas lindas o sketches sin ton ni son, que no importa si están de más, mientras justifiquen la presencia de una marca.

Adaptador 1: Nos patrocina Xbox, ¿cómo lo metemos en la historia?
Adaptador 2: Ya sé, goooei, que el amigo equis del protagonista se andaba tirando una karateka oriental súper agresiva, maniática de los video juegos.
Adaptador 3: Pero también patrocina Lab, ¿qué hacemos?
Adaptador 4: Ya sé, goooei, que Alfonso Herrera va todo deprimido a bañarse y su champú es Lab.
Adaptador 5: Sirve de que lo encueramos, ji ji ji.
Adaptador 2: ¿Cómo le hacemos para anunciar Mac?
Adaptador 5: Ya sé, goooei, que todos, hasta el achichincle del achichincle del achichincle, eran súper fashion y usaban Mac en la oficina, en la casa y en todos lados.
Adaptador 3: ¿Cómo le hacemos para anunciar Axe?
Adaptador 1: Ya sé, goooei, que el amigo equis se está arreglando y se rocía Axe.
Adaptador 5: Y que se le metía a un ojo, ji ji ji.
Adaptador 4:¿Cómo metemos Domino’s en la historia?
Adaptador 3: Fácil, goooei, que los tres amigos pedían una para cenar.
Adaptador 1: Y hacemos cámara lenta para que se vea la caja.
Adaptador 2: Y que acompañaban la pizza con un vino tinto buenísimo.
Adaptador 1:¿Cómo le hacemos para anunciar Interceramic?
Adaptador 5: Ya sé, goooei, que Alfonso le cuenta a su amigo que conoció a la mujer de su vida en Buenos Aires, mientras contemplan unos baños bien chidos.

Y que yo me perdone, porque los de Volverte a ver al menos cobraron, pero yo ya hice publicidad gratis en este ilustre blog, snif.

Por cierto, mientras terminaba este post, se me atravesó el video de la canción de la película, con Chenoa... y creo que la historia quedaba re bien para esa canción de unos minutos, no para el bodrio de dos horas que muchos hemos visto por error.

a lista

Buen viaje, Paulinho.



A lista / Oswaldo Montenegro

jueves, enero 08, 2009

una vez más

Me salió el monito en la rosca... y dos veces.
Alguien deberá comprar tamales este 2 de febrero, porque, ¿hacerlos?, nel.

viernes, enero 02, 2009

no me arrepiento de nada

Pa' empezar bien el año...

No me arrepiento de nada
Gioconda Belli


Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.