martes, julio 13, 2010

el pasado aparece cuando menos se espera

Este fin de semana me dediqué a hurgar en las profundidades de mi cuarto. Sucede que hay un par de libreros llenos de cosas, que cotidianamente son sacudidas, sólo para que no acumulen polvo de siglos; pero se trata de libros, copias, cuadernos y más, que no han sido usados en mucho tiempo. Los objetos están llenos de memoria. Veo los mil y un intentos de escribir una novela en 1993 y muero de risa con lo chafita de aquellas letras. Veo las notas de cuando estudié canto y solfeo -allá por el 2000- y siento que escucho las interminables secuencias de mi-mi-mi-mi-mi-mi-mi-mi-mi-mi-mi, seguidas del Ave María y Concierto para una sola voz... y muero de risa sólo de pensar en el día que las mujeres la regamos al cantar Memory de Cats. Veo mis copias del curso de griego y casi puedo escuchar los gritos de Yannis Pilihós quejándose a veces de nuestras preguntas fuera de contexto, otras de nuestra pronunciación, siempre de los turcos y con demasiada frecuencia, del hidráulico. En estas condiciones sí me gusta que el pasado aparezca cuando menos se espera... en otras no.

miércoles, julio 07, 2010

todo se me escapa

Ulises, Rodrigo y yo hicimos un reto que consistió en escribir a mano y publicar el resultado aquí, donde solemos escribir sólo en la comodidad del teclado. He aquí mis divagaciones (sí, sí, se ve muy chafa el escaneado, pero ocurrió que tengo un ojo en el partido y otro acá :P).


Ulises publicó su texto acá. Por cierto, ¿alguien más se une al reto?