martes, septiembre 22, 2009

de camino

Hace unos días coincidí con un par de chavos — tímida y sonriente ella, muy sociable él — en la universidad, caminamos del auditorio Pedro de Alba hacia la calle, hablamos de una ponencia que presenté, de la maestría que ellos estudian, de las películas de Juan Carlos Rulfo, del aplauso espontáneo que acabábamos de presenciar en la función de Los que se quedan (y que ya conté en este post). Fue un momento genial, como si nos conociéramos de toda la vida, pero no, apenas nos habíamos visto en el Seminario de Investigación, nos volvimos a encontrar en el Foro de la Cineteca, platicamos rumbo a la salida y nos presentamos en avenida Universidad, al despedirnos. He de confesar que entre mi caótica situación de estas tres semanas, he olvidado los nombres, pero a ellos y a ese momento jamás, que momentos como ése hacen que la vida valga la pena.

jueves, septiembre 17, 2009

aplausos en la sala

Una de las películas gloriosas que contaba en el post de ayer fue Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo. Se trata de un documental acerca de la migración, pero desde la perspectiva de los hijos, padres y parejas que se quedan en México, sea porque esperan irse también, porque esperan que los otros regresen o bien, porque ellos mismos han regresado.



Mientras lo veía, reí, lloré y me quedé maravillada con la forma de contar que tiene Rulfo. Al final, me sorprendí más con el sentido colectivo de la experiencia personal, de modo espontáneo, la mayoría de los asistentes aplaudimos enjundiosamente cuando los créditos aparecieron en pantalla... no era una función especial, no estaba el director, sólo estábamos los asistentes desparramados entre las butacas, en un auditorio de la UAA. Traté de recordar cuántas veces había escuchado aplausos espontáneos al final de una función y vinieron a mi mente dos episodios. Uno, en 2006, cuando en el Festival de Cine Aguascalientes exhibimos otra de Juan Carlos Rulfo, En el hoyo, otro excelente documental, acerca de la construcción del segundo piso del Periférico, desde la perspectiva de los trabajadores. Algo tiene este director, caray, que sabe contar e involucrar a los espectadores en eso que cuenta.



El otro episodio de aplausos espontáneos fue, creo que en 2001, también el Foro de la Cineteca en la UAA; la película esa vez fue Quiero ser famosa, de Dominique Deruddére (si ven el trailer, es bajo su propio riesgo, advierto que el doblaje suena fatal, pero no encontré una versión más decente).



Lo que me sigo preguntando es qué hace que un conjunto de gente, sin ponerse de acuerdo, aplauda así al terminar una función de cine. Vaya, es lo más común en teatro, pero no en cine. Lo que sea, es genial.

miércoles, septiembre 16, 2009

porque las cosas cambian y no estamos aquí de visita...

Mucho ha pasado en los más de 20 días que no me he aparecido en este humilde blog. Vi películas gloriosas en el Foro de la Cineteca; viví un buen día de celebración de aniversario del Colegio, con la conferencia de Raúl Trejo Delarbre; conocí un par de chavos interesantísimos en el Seminario de Investigación en la UAA, que luego me encontré en el Foro y ahora no sé dónde volver a encontrar (si de chiripadazo leen esto, avisen, ji ji); y tuve un viaje relámpago a Guanajuato. Pero también tuve días de locos, demasiado trabajo, casi nada de horas de sueño; me llevé una fea sorpresa con la muerte accidental de una mujer que conocía de siempre y que es el tipo de gente que una no imagina que morirá pronto; hice berrinche con dos que tres tipos y tipas indeseables y, ¿por qué no?, lo que faltaba, me colapsé un fin de semana, rinofaringitis aguda y fatiga crónica fue mi diagnóstico, una voz tipo Alejandra Guzmán me ha acompañado estas casi dos semanas y mi agenda acumula tachitas por todo lo que debería estar haciendo y no hago. Como sea, heme aquí, un par de viajes se avecinan y el dinero se acaba, lo único que no se me agota son las ganas de vivir.