jueves, septiembre 17, 2009

aplausos en la sala

Una de las películas gloriosas que contaba en el post de ayer fue Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo. Se trata de un documental acerca de la migración, pero desde la perspectiva de los hijos, padres y parejas que se quedan en México, sea porque esperan irse también, porque esperan que los otros regresen o bien, porque ellos mismos han regresado.



Mientras lo veía, reí, lloré y me quedé maravillada con la forma de contar que tiene Rulfo. Al final, me sorprendí más con el sentido colectivo de la experiencia personal, de modo espontáneo, la mayoría de los asistentes aplaudimos enjundiosamente cuando los créditos aparecieron en pantalla... no era una función especial, no estaba el director, sólo estábamos los asistentes desparramados entre las butacas, en un auditorio de la UAA. Traté de recordar cuántas veces había escuchado aplausos espontáneos al final de una función y vinieron a mi mente dos episodios. Uno, en 2006, cuando en el Festival de Cine Aguascalientes exhibimos otra de Juan Carlos Rulfo, En el hoyo, otro excelente documental, acerca de la construcción del segundo piso del Periférico, desde la perspectiva de los trabajadores. Algo tiene este director, caray, que sabe contar e involucrar a los espectadores en eso que cuenta.



El otro episodio de aplausos espontáneos fue, creo que en 2001, también el Foro de la Cineteca en la UAA; la película esa vez fue Quiero ser famosa, de Dominique Deruddére (si ven el trailer, es bajo su propio riesgo, advierto que el doblaje suena fatal, pero no encontré una versión más decente).



Lo que me sigo preguntando es qué hace que un conjunto de gente, sin ponerse de acuerdo, aplauda así al terminar una función de cine. Vaya, es lo más común en teatro, pero no en cine. Lo que sea, es genial.

1 comentario:

La Blu dijo...

en mi plan cinéfilo estaba ir a verla, pero como sabrás, las cosas no siempre salen como uno las planea.

Pero sí, recuerdo En el hoyo.