Ahora te toca a ti, sólo a ti, seguir nuestro viaje.
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Viviendo por ti, sintiéndote aquí, escuchándote reír, parece que estás más cerca de lo normal, eres realidad en mí.
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Yo soy tu sangre, mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo.
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Que me aguanto lo que muero si puedo volverte a ver.
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Y otra vez tú, abriéndome tus alas, me sacas de las malas rachas de dolor, porque tú eres el ángel que quiero yo.
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