viernes, junio 08, 2007

indiferencia, calentura y mueganez en el banco: un ejercicio pseudo etnográfico

Viernes. Mediodía. Sección de servicios al cliente de cierto banco. Unos niños, de 7 y 9 años aproximadamente, se divierten molestando a su hermanita, de alrededor de un año, le pegan en la carreola, le jalan los pies, estampan la carreola contra las sillas y también contra la pared; la mamá ni se inmuta, sigue en ventanilla, en su trámite; cuando por fin se cansan y dejan la carreola abandonada, la bebé llora como desesperada, los busca, pégame, pero no me dejes; la mamá sigue en lo suyo.

A dos metros, una pareja con look de gym se manosea y besuquea en público; las variantes: 40 besos por minuto, entre más tronados, mejor, o bien, besos largos y profundos, con brincoteo de sillas aledañas.

A cinco metros, una señora intenta cambiar un cheque, pero no se asoma ella sola a la ventanilla, la acompañan su esposo y su hijo; los tres se abrazan y casi meten las caras en la ventanilla; cuando ella firma, los otros dos parecen estar a punto de meterse al cheque.

Un par de horas en servicios al cliente, para cancelar una cuenta. Lo que hay que ver.

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