domingo, febrero 07, 2010

cierto día de invierno

Cierta conocida se empeña en encarrilarme a su sobrino desde hace años, un día de invierno de 2007 se las ingenió quesque para dejarnos solos y el pobre cuate sólo consiguió darme más flojera de la que ya me habían dado los esfuerzos de su tía.

Él: Me dijeron que coordinas la pastoral juvenil en la parroquia, me gustaría entrar, ¿me puedes dar tu teléfono para pedirte más información?
Yo: A ver, anota... 9XXXXXX... es el número de Mónica, que está allá y que es la coordinadora, ella puede darte más información, muajajá.

Pensé que con eso me libraría de ellos, pero no, de pronto reaparecen, a veces él y casi siempre la tía, para los mismos oscuros fines. O sea, chale, ni que fuera yo una princesa linda e indefensa, del siglo XVI, presta para ser desposada. Y además, ¿qué tipo de mi edad necesita la ayuda de su tía para acercarse a alguien?

He de confesar que hoy vi a la tía y no pude evitar salir corriendo, antes de registras cualquier movimiento suyo, como tampoco pude evitar la carcajada cuando recordé al ilustre sobrino, celular en mano, con cara de sorpresa.

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