En la boda de Lula, una de mis amigas de la infancia, fui vilmente invadida por la envidia. La nena tiene como 32 años y con el vestido de novia, ese peinado, el tocado y el velo, ese maquillaje y la carita de traga-años que siempre ha tenido, parecía quinceañera. Estoy impresionada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario