lunes, junio 21, 2010

días de no-hiperconexión

Me quedé sin Internet el sábado, ¡aplausos! Me di cuenta, casi por casualidad, cuando decidí hacer uso de los cinco minutos que tenía libres (entre la clase de francés y el inicio de la vagancia para festejar el cumpleaños de mi mamá) para ver las novedades. No había señal, snif. El módem se había vuelto loco. Llamé a asistencia técnica de Infinitum y me atendió alguien que no sé si era novato o muy bruto... o si creyó que la muy bruta era yo. "¿Por qué usa internet inalámbrico, no tiene el cable amarillo", me preguntó. Yo, que no sabía si reír o llorar, le respondí: "pues porque pago internet inalámbrico, nada más por eso". Luego de enemil preguntas, llegó mágicamente a la conclusión de que mi módem se había atrofiado; pero eso yo ya lo sabía, por eso llamé, grrrr. Me dijo que un técnico vendría a cambiarlo en alrededor de 72 horas hábiles, enloquecí pensando en una semana sin Internet en casa, no sé qué vociferé y el tipo propuso que yo fuera a la Tienda Telmex por el bendito módem (hice berrinche, pero era eso o esperar pacientemente). Para rematar, me dijo que Infinitum no quería que me quedara sin servicio, así que tenían dos propuestas maravillosas para mí: que me conectara en lugares públicos como Sanborns (¿qué no los lugares públicos eran las plazas y demás?) o que me conectara por la línea telefónica, pero me adviertía que el servicio es lento, inestable y que no podría hacer ni recibir llamadas (¿tan tonta me oigo para que me cuente esas "novedades"?).

Tras el berrinche, ya tengo módem nuevo, pero, por algún extraño motivo anda inestable (eso nunca ocurrió con el módem viejito, que aguantó no-sé-cuántos años... hasta que tronó). Toda una vida enriqueciendo a Slim... ¿y con esto me pagan?

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