sábado, diciembre 25, 2010

siempre aquí

En pleno 24 de diciembre, en medio de un ejercicio de zapping, llegué a una película cuyo título no recuerdo. El punto es que llegué en un momento clave, el papá de la protagonista moría y eso me hizo llorar como Magdalena, el mío también se fue, hace exactamente siete años y seis días. Más tarde, en el mismo canal, había una película que ni vi, donde había gente que trabajaba con caballos... y sí, mi papá fue algo así como un señor de caballos. Bien dice la Zárate, ellos nunca se van; tal vez esas películas que no me detuve a ver fueron un modo de hacerse presente.

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