lunes, agosto 08, 2005

frivolidades

Mi mamá tiene una extraña debilidad por Erasmo Catarino, así que me invitó al concierto de La Academia; yo, que tengo una extraña debilidad por Edgar, no me pude negar. Fue francamente patético, pero divertido, hasta me puse un poquito sentimentaloide cuando Paula cantó "inocente pobre amiga" y me reí muchísimo con las caras de susto de Yuridia Francisca cuando la gente le aplaudía y le gritaba.
En fin, que ellos disfruten sus cinco minutos de fama; yo disfruté los 135 minutos de concierto y los 90 minutos que alcancé del cafecito con la que se va a Canadá.

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