miércoles, agosto 17, 2005

envejeciendo, parte II

Ayer, mientras esperaba el bonito camión que me llevaría a Zacatecas (un Volvo de Ómnibus de México, en el que dormí muy a gusto), me quedé observando a dos chiquillas y dos chiquillos, hermanos todos. Las dos niñas iban, según ellas, super fashion, con sus falditas cortas de tablitas y sus blusas blancas con un letrerito de rebelde... ja, ahora todas quieren ser rebeldes, pero, curiosamente, se convierten en simples borreguitas al usar ese bonito uniforme, ¿no se supone que la rebeldía va contra lo establecido? Que alguien me explique.

Mientras tanto, los dos chiquillos jugaban al trompo... claro, su trompo parece una nave extraterrestre y tiene un dispositivo para que empiece a girar en el piso... ja, ilusos, los niños de mi generación jugábamos con trompos más largos y los hacíamos girar con el jalón que nuestras manitas daban al cordoncito... y además hacíamos trucos geniales... era mucho más complicado y mucho más divertido.

Minutos después casi oí otra vez las voces de gente mayor que yo criticando a la gente de mi edad, diciendo que en sus tiempos todo era mejor... ¡buaaaaa!, estoy envejeciendo... ya digo que en mis tiempos todo era mejor (aunque estos también son mis tiempos), muchos niños me dicen "señora" y muchos familiares y amigos de la familia que hace mucho no me ven, preguntan si ya me casé (a lo que sigo respondiendo que soy muy joven para morir)... sumemos todo esto a los síntomas que ya había puesto por escribo desde junio en este bonito blog, bajo el título de envejeciendo.

El tiempo pasa y no de largo
y hay quien no se entera que somos los mismos envueltos en novedad.
Este mundo va Miguel Bosé

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