dosmilseis

La vida no debería medirse en años, porque los tiempos y espacios de la vida de cada uno son como redes cuyos inicios y finales, si es que existen, no coinciden con los inicios y finales de años y meses; pero bien que me encanta, como a muchos, hacer recuento de lo ocurrido en este año, así que comenzaaaaaaamos:

2006 fue el tercer año sin mi papá en vivo y a todo color, pero fue también el año en que más sentí su presencia como angelototote que vaga conmigo y me quiere y me entiende y me cuida.
Fue, como todos, un año lindo lindo con mi mamá, pero mejor, porque si toda la vida hemos sido mucho más que madre e hija, amigas y cómplices de aventuras, ahora más… los viajes salidos de la nada fueron geniales, igual que las salidas a comer y de compras y las siestas en equipo en temporada vacacional.

La Justi se coló a nuestras vidas en mayo y se ganó el cariño desde el primer “miau”, tanto que convirtió a la Dorix anti-gatos en una Dorix que adora no sé si a todos los gatos, pero sí a la Justi; por cierto, la comunidad canina de mi casa, Ruby, Güerito y Gupy, me sigue encantando y me hizo feliz que estos tres alegres compadres canes aceptaran a Justina en el equipo animal.

Los experimentos en la cocina me han llevado a cocinar no mejor que antes, no, simplemente a cocinar, porque antes casi no lo hacía. También descubrí que soy buena para pintar barandales y que las plantas me agradan más de lo que parece.

Empecé el año viendo re bien, pero lo acabé con lentes, entre herencia y gajes del oficio. Y antes de la mitad del año fui atropellada por un cochecito “mi alegría” sin placas conducido a exceso de velocidad por menores de edad que, por supuesto, se dieron a la fuga; casi vuelvo a salir de circulación.

Y fuera de casa, pero cerquita del corazón, María Ynés sigue siendo mi espejo, pero en versión corregida y aumentada; y su papá, Anselmo, inicia el 2007 con el proyecto de sus sueños, me da gusto por ellos y me encanta ser parte, aunque sea de lejitos, del proyecto. Jaime inundó mi bandeja con 20mil mails diarios, pero me encanta, los quiero mucho tanto a él como a Cuqui. Y Daniela se encargó de conservar el lazo que debió ser fuerte y se había hecho frágil; te quiero mucho, pequeña.

Si varios amig@s se fueron difuminando hasta desaparecer o bien se largaron de golpe, se conservan los más grandes, como Cris y Edith, tras casi media vida juntas; Caro, a quien no sé por qué no conocí antes, y que se está convirtiendo en el cuarto elemento; Blue, que este año estuvo mucho más feliz y contenta que todos los anteriores; Justes, que sigue presente aun sin desveladas de entre semana; Isa, quién iba pensar que en 3º. de secundaria nos caíamos mal; Ale, ahora desde tierras lejanas; Marco, con sus múltiples personalidades; Monique P., ahora azul, ja ja; Carmen, que nunca escribe, pero re bien que viene al dorixblog y que me ha confiado una linda labor para el 2007; Aldo, que ha sido sobrino postizo, amigo y compañero lindo lindo; Edgar, a quien hace años que no veo, pero con quien me he reencontrado virtualmente; Vladimir, gracias mil por la noche entera de mensajitos; Chava, gracias por el regreso de Guadalajara; Lupita y Rolex, con la familia que crece; Rebeca y Chava, que de algún modo también son compañeros de aventuras; Rubén, Iván, Citla, Melissa, Archy, Benjas, Polo, Ricardo López, Ricardo Chávez, Monique Z., Christian, Flavio, Janeth, Gabo, Clarita, Gus, Shocker, Pollo, Migue, Zully, Reno, Josh, Ely, Memes, Giovanni, los de años; y los nuevos, Tazy, Pepe, Axel, Luda, Gerardo; los de Guadalajara, Diana, Guillermo, Karla, Rafa, Lourdes, Paulo y los demás; los cafeinómanos de aquí y de todas partes; los que se me hayan escapado de la lista, ya saben cómo es mi memoria, y los que se acumulen este año.

En 2006 se acabó Ki’iclan, pero no se acabó el cariño por los ki’iclanes. Seguí en la UAA y me hicieron feliz mis grupos, unos más que otros, pero todos cuentan. Me fui, pero no del todo de los Hijos de Adán. Seguí — cómo, quién sabe, pero seguí — en el Festival de Cine y, salvo ciertos detalles de la decisión del jurado, fui muy feliz. El Cafecito creció y llegó a varios países, pero, cof, cof, este año no hubo presupuesto para sorpresa cafeinómana; gracias a todos los colaboradores, a los de siempre y a los de a veces y a los que llegan.

Este año empecé por fin mi maestría y me hizo feliz, el reto es no enorme, lo que le sigue, y aunque a veces parece que tengo todo en contra — becas que me mandan por un tubo e insuficiencia de neuronas y tiempo y dinero — arriesgaré, igual y estoy loca, pero a los 40 no diré “quería esto y no lo hice”.

Vi menos tele que en otros años; compré menos zapatos y discos, y mi cabello fue del castaño oscuro rojizo profundo al pure scarlett power — algo así como un rojizo intenso — y de regreso; vi más películas, pero para mí nunca es suficiente; leí más, sobre todo de ondas académicas, pero también de onda extra académicas y me reí cuando mis alumnos juraban que leer 20 páginas de una semana a otra es una infamia, cuando yo me chutaba a veces 200 páginas de un día a otro; escuché más música, y siguiendo a Tazy, puedo hacer mi banda sonora del año con a waltz for a night de before sunset, le valse de vieux os de Amélie, un vestido y un amor, eu sei que vou te amar, son sueños, espacio sideral, principiantes, we are the champions, arrastrando la cobija, zenit, love, al otro lado del río y sólo el amor; sin faltar, los ojos de mi padre, para mi pa, y sentirme vivo para mi ma.

Y en 2006, como siempre, Dios estuvo segundo a segundo, sobre todo en las caras de quienes están cerca y en dos tres de quienes ni conozco, el reto es descubrirlo en los demás.

un año más - Ana Torroja