Eso fue lo que dijo Juan Pablo II al iniciar su pontificado: "no tengas miedo". Y no sólo lo dijo, lo hizo, no tuvo miedo, se arriesgó de todas las maneras y triunfó; se le acabó el físico y el gran deportista sufrió enfermedades fuertes, pero no se rindió; se le acabó la posibilidad de comunicarse verbalmente, pero siguió repartiendo bendiciones; se le acabó la vida terrena, pero ganó la vida eterna.
Gracias por existir, Karol.
2 comentarios:
cierto, el hombre vino a cambiar la historia... hacen falta hombres así, esos son los imprescindibles.
Completamente de acuerdo, Blue.
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