martes, enero 15, 2008

que me disculpe el tiempo...

Cómo te explico que el tiempo pasa y los lugares cambian, que podemos no vernos en muchos meses y de todos modos sé que estás y que cuando te veo siempre logras hacerme reír (aunque en tu conversación salgan esos dos nombres cada tres minutos) y siempre sacas mi lado más cínico (remember, ni me asusto ni caigo) y varias veces, incluso, mi lado agresivo (saludos, Lupita). No hay modo, porque para decir que eres mi amigo (y uno de los grandes) no alcanzan las palabras*.

He de confesar que me agrada el nuevo Justes (aplausos, lo cumplí, esta vez no está en clave), aunque de nuevo no tienes mucho, sin duda hueles mejor, pero, vaya, usadón estás (decir que eres de medio uso, corazón, se queda corto) y cada vez más viejo también (para qué nos hacemos, los años no perdonan). Y me agrada porque el corazoncillo se conserva (aunque alguien me preguntó una vez si acaso tienes corazón, bueno, me han preguntado eso y más de ti, pareces rockstar) y la mente brillante también. Y porque lo que hemos compartido, amigo mío, no se borra. Diría la Szymborska, "que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo".


* Nota para alguien que igual y se asoma por aquí en busca de evidencias: no tendría por qué decirte que si bien está en mi lista de amigos, no está en mi lista de amores, ni pasados ni futuros, pero lo aclaro por si acaso te has hecho telarañas mentales. Y, por cierto, no acostumbro contestar llamadas a las 3 de la mañana.

2 comentarios:

La Blu dijo...

yo a veces también le recuerdo...

Dorix dijo...

Él también.