domingo, diciembre 21, 2008

antes que acabe el día...

Nuestra conciencia del tiempo se rige por el número de años que hemos vivido.
Cuanto más jóvenes somos, tanto más largo es un año, y también una hora o un
día. Cuando tengo cinco años, un año es una quinta parte del tiempo de mi vida;
y cuando tengo cincuenta años, un año es una de las cincuenta partes de mi vida.
Esto cambia cuando envejecemos y comenzamos a contar ya no desde el nacimiento,
sino desde la muerte. Entonces los años imperceptiblemente se hacen de nuevo más
largos.


Hannah Arendt

7 comentarios:

Mond dijo...

Entonces disfruta del tiempo que tienes, haz de cada día algo tan tuyo que nadie sea capaz de robártelo.

¡Felicidades!

Un abrazo muy fuerte.

Dorix dijo...

Mejor algo compartido, ¿no?
Gracias por los abrazos, por las felicitaciones y por las constantes sintonías.

Anónimo dijo...

Doris!!! q esto ya parece chat! jajajaja....

Muy linda reflexión, no lo había pensado así y me ha dejado con mucha ilusión y esperanza

;)

Dorix dijo...

Ja ja, sí, parece chat.
Y a mí también me encantó, la Arendt es la Arendt.

Tramontana dijo...

Nunca había pensado el por qué los años se volvían a alargar hacia el final de la vida.

Otro abrazo y muchos años más, aunque sean más cortos, estos de la mitad de la vida se viven deliciosamente.

Anónimo dijo...

Feliz Navidad, Doris, q la pases increíble! mis mejores deseos! un abrazo!

Dorix dijo...

Tramontana: Y estos años de corretear al tercer piso se viven genial también. Gracias por venir.

Flor de Loto: Gracias, igual para ti. ¡Feliz Navidad!