miércoles, febrero 02, 2011

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Hace algunos años vi a una profesora francamente dura (vaca sagrada, por cierto) llorar en el examen de grado de una de sus asesoradas. Ella comentó que más de una vez se había preguntado si valía la pena levantarse todos los días para ir a pasar horas en la universidad, preparando clases, leyendo ajeno, revisando trabajos, haciendo investigación, escribiendo a destajo, impartiendo conferencias, asesorando tesis, en fin... dijo que, muchas veces, esa rutina tan pesada parecía perder el sentido, pero que, ante resultados de tal calidad, como esa magnífica tesis, todo el esfuerzo de años valía la pena.

Yo no tengo una tesista fantástica (ni siquiera tengo tesistas ahora, ja ja ja), pero hace un par de horas, los comentarios de una de mis alumnas me recordaron que ser profesora vale la pena. Respondiendo a la pregunta del domingo, creo que soy muy feliz cuando estoy con ellos, con mis alumnitos. De ellos aprendo mucho todos los días.

4 comentarios:

La Blu dijo...

Siempre será hermoso descubrir que en pequeñas o grandes cosas del mundo y de la gente, trasciende algo de nosotros.

Dorix dijo...

Sipo.

Tony Valderrama dijo...

Yo por eso no dejo de dar clases... estar con adolescentes me llena de vida.

Y luego me los topo después de años y todavía me agradecen por lo que hicimos en clases (y las enseñanzas mas chidas son las que no tenían nada que ver con la "materia").

Enjoy!

Dorix dijo...

Eso que ni qué, Tony. Saludines :)