jueves, abril 28, 2011

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Me perdí y esta vez fue algo literal. Crucé por una calle donde pensé que pasaba el camión que me llevaría de regreso a casa y, como no vi el señalamiento de parada de autobús, empecé a caminar en su búsqueda. La cuadra era interminable, había un lote baldío con cholos y no aparecían ni el señalamiento ni el camión. Sobra decir que, por un momento, entré en pánico. Pude haber pedido un taxi o llamar a algún amigo para que fuera a rescatarme, pero eso implicaba quedarme ahí al menos 15 minutos... sobre todo, para eso era necesario saber dónde estaba. Chale, GPS necesario. Tras el extravío, vi por fin algo que sí reconocí: la puerta de un panteón. Pude, entonces, clarificar la mente y caminar otro poco hacia una avenida, en busca de camión, taxi o equivalente. En unos minutos, estaba de regreso en casa. ¿Será que el extravío literal es una metáfora de mis otros extravíos? ¿Será que, igual, necesito un referente medianamente conocido para recuperar el rumbo o, al menos, para saber dónde estoy?

2 comentarios:

Mallugabos dijo...

Si es una metáfora, entonces, la puerta del panteon es un referente radical, si todos nos orientamos a partir de ese punto cardinal, estoy seguro, disfrutaremos muchísimo de los pequeños extravios.

Dorix dijo...

Disfrutamos cuando podemos vivir para contarla.