jueves, febrero 03, 2011

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Llegué a la universidad temblando porque el viento había congelado mi cara y el vigilante me recibió con una terrible noticia: mis alumnos no estaban, se habían ido al funeral de uno de sus compañeros... es decir, de uno de mis alumnos. Justo el sábado estuve en el funeral de una ex alumna que murió de cáncer, ahora fue un alumno que murió en un accidente, intentando no atropellar a un indigente que se le atravesó. Miles de cosas pasaron por mi mente, como que lo último que me dijo fue "hasta luego, maestra, que le vaya bien", ayer, al salir de la última clase... quién iba a pensar que unos minutos después moriría.

Si no estamos preparados para ver morir a la gente mayor, menos lo estamos para despedir a los más jóvenes. Quizá lo que nos queda a los que aún estamos vivos es vivir intensamente, ser felices, comernos el mundo.

Curiosamente, justo cuando las primeras lágrimas se acumularon en mis ojitos, sonó "My life is in your hands".




3 comentarios:

Miguel Vivas dijo...

Ufff... Lo siento amiga... Ánimo en las alas. Besos y mordiscos.

La Blu dijo...

:( vamos a comernos el mundo. Un abrazo y lo lamento, mucho mucho.

Dorix dijo...

Gracias, Miguel.
Gracias, Blu.