domingo, marzo 20, 2011

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Me aventé de la tirolesa, literalmente.
Comí delicioso.
Respiré aire puro (quesque).
Me pasmé ante el contraste entre lo semi-desértico y lo cuasi-selvático.
Tuve que regresar de Hidalgo, pero muy feliz fui todo el tiempo que estuve allá.

2 comentarios:

Tony Valderrama dijo...

Que padre... ya te llevarías bien con mi hija Ana Elsia de 6 años... desde que tenía 3 se aventó de una tirolesa y hasta la fecha cada vez que ve una, le encanta...

Un abrazo...

Dorix dijo...

Es que la tirolesa es libertad. Felicidades a tu hijita por el valor :D