En este mini-viaje, he comido uchepos, corundas, chile relleno de carnitas y enchiladas. Sólo me faltó iniciar cada ritual con un grito de: ¡lonjas, vengan a mí!
Hace años que no iba a Morelia. Ha cambiado mucho, me agradó encontrarla más limpia, con clases dominicales de zumba en plena calle y gente en bicicleta y patines vagando por la calle Madero.
Quizá lo único que no me hizo feliz fue disponer de tampoco tiempo, snif.
PD: Prometo subir las fotos algún día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario