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Tras la clase de solfeo, me topé con quien fue mi jefe en el primer empleo que tuve. De eso hace 13 años, hace al menos 11 que no nos veíamos. Cuando nos vimos, fue como si el tiempo no hubiera transcurrido; me llamó por mi nombre (me sorprende que recuerde a la escuincla que trabajó con él por unos meses), igual que entonces; sonreímos, nos abrazamos y nos despedimos. He de decir que la vida le ha tratado bien, está exactamente igual que en 1997. Qué pena que no puedo decir lo mismo de mí, ja ja ja.