miércoles, enero 19, 2011

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Esta mañana, mientras me dirigía semi-dormida a mi trabajo, un par de señores muy pobres y tantito ebrios subieron al camión para cantar a cambio de unas monedas. Empezaron con "Las piedras rodantes" y yo no podía parar de reír, no sólo porque la voz del que cantaba era casi tan aguardientosa como la de Alex Lora, sino porque hace muchos ayeres fui al Cervantino con mi mamá y a ella le dio por cantar esa canción, a las 2 de la mañana, en alguna calle cuyo nombre no recuerdo. Es increíble el camino de los recuerdos. Como sea, es maravilloso iniciar el día con memorias que hacen que la vida valga la pena.

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