miércoles, enero 12, 2011

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Por la mañana pedí un día de 48 horas. No existió, pero, en palabras del hijo de mi jefa, "hoy fue un día muy bueno", avancé mucho en el trabajo, resolví enemil pendientes, tomé un par de decisiones y conocí a mis nuevos alumnos. Nada mal para 17 horas.

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