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Comí con uno de mis grandes amigos. Arreglamos el mundo en un par de horas de chal improvisado, en el receso entre la primera y la segunda parte de un examen que presentó. Esos encuentros, casi inesperados, son maravillosos.
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Hoy, la medallita que me trajo mi jefa desde Portugal, ya tiene cadena.
2 comentarios:
*___*
Jajajajaja... ya no te queda más que aceptarnos como somos :P Hemos desarrollado increíblemente tu capacidad de tolerancia.
A mí también me hace muy feliz nuestro trabajo :D(y más ahora que Benny nos vigila *babeo*)
Anda pues, seamos felices.
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