lunes, noviembre 14, 2011

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Este bonito blog ha sido testigo una y mil veces de mis extrañas declaraciones sobre mi condición de cursi de clóset. He aquí una más. Lo acepto, pocas cosas me conmueven, pero las pocas que lo logran, me conmueven mucho. Hoy mis alumnos hicieron una entrega de reconocimientos a sus "otros" significativos, mamás, papás, hermanos, amigos, pobresores. Recibí mi reconocimiento y fui muy feliz. No es el pedazo de cartón con un bonito mensaje (y un error de dedo, por cierto) lo que me conmueve, sino el gesto. A eso hay que sumar que a los mismitos alumnos que una ve todos los días como la tímida, el relajiento, el insensible, etc., se transforman cuando deben leer lo que escribieron en sus reconocimientos para ellos, quienes quieren tanto. En fin, cosas que hacen que la vida valga la pena.

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