jueves, noviembre 10, 2011

41

Comer con cuatro hombres es divertido. Sobrevivir a sus señales, indirectas y vulgaridades sobre otras mujeres que pasan es una locura. Responder, ante el señalamiento de que "Doris tiene una relación amorosa con su smartphone", que "es adorable, pero como a todos los hombres, se le acaba la batería cuando no debe", no resultó políticamente correcto.

Encerrarse en la biblioteca y hacer reportes de lectura en tiempo récord es una maravilla. Que, mientras eso ocurre, suenen violines, extrañamente no es producto de la imaginación, tampoco es parte de una escena de película chafita, es que alguien osó ensayar justo al otro lado de la ventana.

Dedicar gran parte de la noche a la ñoñez, en el intento desesperado por salvar el honor y no leer por tercera vez que la asesoría se cancela por avance insuficiente, es una buena decisión. Que alguien decida desvelarse para acompañarme, aunque yo esté más pendiente de teclear que de conversar, es un detalle maravilloso... o un deporte extremo, tal vez. Quizás optimizar tiempo para unas cosas, en detrimento de otras, no haya sido la mejor idea. Lo único que sé es que no quiero olvidar esa mirada y tampoco esa sonrisa.

No hay comentarios.: