Ayer vi en las noticias el caso de un matrimonio que tuvo quintillizos... ¡quintillizos! Caray, debe ser bellísimo tener cinco hijos, pero, ¿juntos?
Imagino cómo acaban los papás y agregados culturales después de alimentarlos, cambiar montones de pañales y escuchar frecuentes conciertos de llanto.
Si a mis papás poco les faltó para volverse locos (¿o ya estaban?) con una sola hija; aunque, bueno, lo acepto, era un remolino; tal vez aún lo soy. En fin.
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