lunes, octubre 24, 2005

llueve


Entre la maraña de pendientes, locuras y otras maravillas que revolotean en esta mentecilla retorcida y Guadalajara diciéndome "ven, ven" y el tiempo transcurriendo antes que pueda asimilarlo, llegó un poema hermoso que empieza así:
Llueve. Está lloviendo como nunca
sobre la ciudad y con tal fuerza
que no se oyen las palabras.

Curiosamente, llovió esta noche sobre el lugar donde conocí el poema en su primera versión, hace tiempo, sobre el mismo lugar donde lo recibí. Fue una lluvia escasa, pero intensa. Ya no llueve, pero esta lluvia estará siempre conmigo.

Muchas gracias, amiguito, tqm.

4 comentarios:

Laudanum dijo...

buena foto, lindo fragmento de poema.
Me alegra que sonrías.

Anónimo dijo...

perro pequeño se alegra porque se mencionó a la ciudad de Guadalajara en esta cada vez mas interesante página

Anónimo dijo...

ehh... yo se de quien es ese poema

carlosasecas dijo...

Podría responder con un "¿Quién es?", pero a los golpeteos (hasta eso tenues, discretos) de su mano (¿fueron de la mano?), no me resta salvo responderle con otro poema sobre la lluvia y que, casualmente, vuelve consecuentemente a la memoria en estos "días de lluvia, de lloro y de canción" (a decir del Villaurrutia).

Aclaro, no soy yo el autor, sino Juan Gelman (un poeta de verdad):

"relleno" anunciador: Por cierto, espero hoy subir un textillo que me "ocurrió" hace unos días.
Un abrazo (mientras tanto) y gracias por su visita.


hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están lavando el mundo/
mi vecino de al lado mira la lluvia
y piensa escribir una carta de amor/
una carta a la mujer que vive con él
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él
y se parece a su sombra/
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la
mujer/
entra a la casa por la ventana y no por la puerta/
por una puerta se entra a muchos sitios/
al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
a todos los edificios del mundo/ pero no al mundo/
ni a una mujer/ni al alma/
es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/
como hoy/que llueve mucho/
y me cuesta escribir la palabra amor/
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/
y cuándo/y cómo/
pero el alma qué puede explicar/
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/
palabras que naufragan/
palabras que no saben que hay sol porque nacen y
mueren la misma noche en que amó/
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca
escribirá/
como el silencio que hay entre dos rosas/
o como yo/que escribo palabras para volver
a mi vecino que mira la lluvia/
a la lluvia/
a mi corazón desterrado.