No puedo parar de reír con los comentarios de cierto amigo mío sobre mí y alguien que ya no debería ser mencionado en este blog: "pensé que tenías malos ratos, pero no malos gustos", "feo, feo, lo que se dice feo, no está; pero, guapo no es y, estarás de acuerdo conmigo, dos centímetros más de cuello no le vendrían mal". Me acuerdo y muero de risa. Como si mi amigo y yo fuéramos perfectos y bellos, ja ja ja.
Me divierte que, a la edad de Rebeca, la bebé de unos amigos, no sea una ofensa ser llamada "bodoquito" o "malvavisco".
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