Para viajar, esta vez, decidí simplificarme: esta vez evité mis maletas con rueditas y empaqué todo en una mochila; dejé la lap y, en su lugar, he de llevar sólo mi celular.
Por las prisas, olvidé los lentes y me chuté el recorrido previo al viaje, en versión borrosita.
"A veces tengo miedo de olvidarte", dijo A.E. Quintero en la mesa de lectura de poesía. A veces tengo miedo de olvidarle-los-me, pensé.
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