Un sope con chorizo, rebosante de grasa. Eso estaba soñando cuando sonó el despertador. No soy fan de los sopes, tampoco de la grasa desbordante; pero en el sueño era delicioso. Desperté con ganas de ese sope y de todo lo que no acostumbro ni puedo comer ahora. Es increíble cómo no valoramos las cosas cuando las tenemos... sí, eso incluye tener la salud para comer lo que a una le dé la gana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario