No existe el momento adecuado. Pensarlo así implica que cualquiera de los otros momentos es inadecuado. Tal vez sea sólo el pretexto perfecto para justificar la propia cobardía y para evitar asumir las consecuencias de los actos... claro, no es uno el que se ataruga, es que no era el momento; no es uno el que se equivoca, son las circunstancias, el destino, Dios, la vida; gran manera de hacer como que nada pasa cuando pasa todo. Qué fácil, qué absurdo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario