Cuando cuatro personas en el mismo día han pensado que quien esto escribe es extranjera, una comienza a preguntarse si los ojos tapatíos no serán suficiente dato... y empieza también a cuestionarse sobre los estereotipos de los mexicanos.
Cuando alguien volará a Estocolmo y no quiere traerme un sueco, sino que ofrece unos suecos... es tiempo de llorar, bububu.
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