sábado, septiembre 17, 2011

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Una nunca sabe cuándo viene el colapso. Lo sabe cuando llega, cuando el cansancio es tal que cualquier lugar es bueno para dormir y cuando el drama acumulado es tal que las lagrimitas (putas y cursis lagrimitas) se dejan caer con una que otra canción. Estas dos semanas han sido una montaña rusa emocional. A veces me pregunto si resistiré.

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