viernes, septiembre 30, 2011

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Parece que los planes sólo sirven para romperse. Todo estaba fríamente calculado y, de pronto, una ligera variación en unos planes le da en la torre a otros. No llegué a tiempo, no tomé el camión que pretendía para regresar a Aguascalientes, la batería de mi celular se acabó antes de tiempo, alguien no pudo ir por mí porque no supo a qué hora llegaría... quizás algo estuvo donde no debía estar y el taxi donde yo iba fue impactado por otro coche. No llegué a tiempo, terminé en un hospital y no en la sala de mi casa, me pregunté enemil veces por qué a mí y lloré de frustración más que de dolor. Después vi otros heridos en la sala de urgencias de un hospital público, ¡el horror!, no quisiera estar en sus zapatos. Quizá no llegué a tiempo, pero al final de cuentas no me fue tan mal, aunque parezca que los planes sólo sirven para romperse.

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