viernes, octubre 14, 2011

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En un episodio más de "cosas que hacen que la vida valga la pena", esta mañana reí como loca al ver cómo intentaban las multitudes caben en sendos vagoncitos del tren ligero de tapatilandia. Hubo aventones, arrimones  e intentos desesperados por romper el récord Guiness de la mayor cantidad de personas coexistiendo en un espacio tan pequeño... lástima que nadie estaba ahí para registrarlo. Me aparté, preferí observar cómo se aplastaban entre ellos que ser víctima de los golpecillos. Al final, las puertas de los vagones no cerraban y, raudos y veloces, entraron agentes de la Policía Federal a cerrarlas a presión. Lo malo es que en su presencia no pude tomar fotos. Lo bueno es que la escenita me hizo el día y anduve contenta hora tras hora... lástima que se me olvidó la torta ahogada que alguien con tanta emoción me encargó.

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