Una fiesta más. Otro día de aparecer con el collarín oculto (hay que asumir los accidentes con glamour) y de contar una y mil veces la misma historia ante la pregunta "¿qué te pasó en el cuello?" Quizá lo que me pasó no sólo estuvo en el cuello y en la cabeza y en el pecho y en la rodilla, quizás algo de mí se extravió con ese golpe.
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