martes, junio 28, 2011

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Hay episodios de la vida que a una le encantaría alargar o recortar. Hoy, por ejemplo, me hubiera encantado alargar mi brevísima aparición en la oficina de una amiga, el chisme necesita su tiempo y su espacio, casi tanto como necesitaré para leer lo que mi amiga me prestó: La elegancia del erizo y 1Q84. Y me hubiera encantado recortar al máximo la eternidad que sentí que pasaba en medio de la burocracia, explicando con peras y manzanas cómo se arma un área común de investigación, cómo los becarios y los asistentes también necesitan(necesitamos) escritorios y cómo han pasado tantos meses con el mugre trámite atorado entre la burocracia que ya hasta descontinuaron algunas cosas que necesitábamos. No sé en qué planeta un archivo con tres hojas de Excel puede resultar tan incomprensible... seguramente en el mismo que 3+1+11+5+9+21 da un total de 4. En verdad trato de ser paciente, pero hay quienes se esfuerzan al máximo por agotar los tres nanosegundos de paciencia que logro reunir. Como sea, que nadie subestime el poder del té de manzanilla con toneladas de miel y limón.

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