jueves, junio 16, 2011

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A veces hago dramas ante los alcances de la musicalización de cierto cubículo vecino, como el día que un repertorio digno de la OTI osaba invadir los pasillos; a veces, la banda sonora que sale de esa puerta, me hace el día, como hoy que una versión de "Bésame mucho" en verdad me sacó una sonrisa. Lo cierto es que, llueva, truene o relampaguée, el vecino siempre está contento, de su cubículo diario sale música y en él siempre hay sonrisas y chistes. A veces se me antoja tanto ser como él.

Lo mío, lo mío, lo mío, no es el ritmo. Eso ya había quedado claro hace eternidades, cuando los ridículos "bailables" de primaria no me hacían del todo feliz y cuando me sentía bicho raro en las fiestas de secundaria (de todos modos, me encanta bailar, eso que conste). Eso ha vuelto a quedar claro en las clases de solfeo, cuando el ilustre "Rythmic rondo" deja claro que me causa problema atinarle a los tiempos y un simple ejercicio con pelotitas demuestra que conservar un ritmo medianamente regular es algo que me cuesta mucho... aunque, tras la infalible técnica del ensayo y error, lo logro.

Lo mío, lo mío, lo mío, sí es la afinación. Eso hasta a mí me sorprende cada vez que logro colocar las notas decentemente. Chale, ¿será que me equivoqué de carrera y debería dedicarme a cantar en vez de a... a... lo que sea que hago y por lo que me pagan?

Con esto finalizan mis notitas musicales de un día muy musical. Por cierto, al escribir esto, recordé a Notitas musicales, la revista que estaba de moda cuando yo era una escuincla; al googlearla, encontré que se cotiza en Mercado Libre. ¡Sorprendida estoy! Quizá deba revisar el cuarto de los tiliches, puede que conserve alguna reliquia de adolescente que pueda venderse en 50 veces su precio de origen :P

1 comentario:

Miguel Vivas dijo...

jejeje... que bueno. Besos y mordiscos.