domingo, junio 19, 2011

185

Odio que el día del padre casi se beatifique a los papás y se glorifiquen las ideas sobre la paternidad. A los papás se les debería valorar/festejar/disfrutar diario, cuando se tienen. Cuando han muerto, como el mío, duele mucho encontrarse con las canciones típicas para los papás que, por algún extraño motivo, son poquito menos cursis que aquéllas para las mamás (no hay un amigo gavioto, por ejemplo). Ésa de "viejo, mi querido viejo" sí logra hacerme pedacitos el corazón.

Hacer un viaje por demás cansado al infinito y más allá vale la pena, si se trata de cumplirle un caprichito cumpleañero a mamá, quizá por lo que está implícito en el párrafo inconexo anterior, porque a la gente se le frecuenta en vida; después, ¿ya pa qué?

PD: Vi Australia, de Baz Luhrman, en el camión. No me fascinó, aunque disfruté bastante algunos momentos hermosos de tan cursis, como éste. Como sea, que alguien empaque a Hugh Jackman y lo envíe a mi casa; qué guapo es, me encanta.


No hay comentarios.: