miércoles, julio 06, 2011

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Yo confieso que paré el tráfico... también debo confesar que no me veía extraordinariamente guapa y que ni en sueños he recuperado el cuerpecillo de cuando tenía 20, pero de todos modos paré el tráfico, gracias al taxista que osó detenerse a media calle; al bajar vi que había dos camiones y tres coches más, desesperados, intentando pasar, ¡aplausos! De hecho, ha cruzado por mi mente la idea de hacer una clasificación de taxistas: los que necesitan un GPS, los que conocen la ciudad mejor que la palma de su mano, los que platican, los gruñones... en fin, el de hoy, es digno de reseña, se trata de un señor viejito que, para llegar al Encino, prefiere atravesar el Centro porque "en López Mateos se rodea mucho y hay muchos coches"; y, además, circula a 40 kilómetros por hora en calles que dan para más. Como sea, logré llegar a la inauguración de la exposición colectiva de los Fotocaminantes, en el Instituto Cultural Contemporáneo y me gustó mucho lo que vi, la selección de fotos, el lugar a reventar, la actitud relajada de la mayoría de los presentes. Volví a experimentar la sensación de que el mundo es un pañuelo.

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